El proyecto CIVEM es el resultado de la confluencia de un grupo de profesores e investigadores de la Universidad de Valencia en torno a una problemática común: la historia de los conversos y de la actuación inquisitorial en la ciudad de Valencia durante los últimos tiempos de la Edad Media. Un propósito en el que confluyen diferentes líneas de investigación personales, resultado a su vez del interés por la historia de las sociedades y las economías urbanas tardomedievales, a la que todos los participantes han dedicado su trabajo de investigación. Desde el año 2007 en que comenzó su andadura, el proyecto ha contado con diversas subvenciones obtenidas en las convocatorias públicas del Ministerio y la Comunidad Autónoma, constituyendo equipos que han contado con la colaboración de historiadores procedentes de otras universidades y organismos.
A lo largo de una década, el equipo de investigación ha dedicado sus esfuerzos a la identificación, recopilación y clasificación tanto de la documentación económica del tribunal, que se conserva en el Archivo del Reino de Valencia para el periodo 1482-1525, como de la documentación procesal incluida en la sección Inquisición del Archivo Histórico Nacional. A partir de este trabajo inicial, una segunda fase del proyecto se está dirigiendo hacia dos objetivos últimos y complementarios: por un lado, una mejor descripción del proceso de implantación y actuación del tribunal y de los sucesivos inquisidores que se hicieron cargo de él; y, en segundo lugar, la reconstrucción del grupo converso, desde su constitución a raíz de las conversiones de finales del siglo XIV e inicios del XV, hasta la persecución sistemática emprendida por la Inquisición a finales de esta centuria.
La completa reorganización de la Inquisición en tiempos de Fernando el Católico tuvo gran impacto sobre la sociedad valenciana en los dos últimos decenios del siglo XV. Los procesos de integración en las estructuras económicas, políticas y de sociabilidad ciudadana, llevados a cabo a lo largo de tres generaciones por los judíos convertidos y sus descendientes, sufrieron un grave retroceso por la acción de los sucesivos tribunales. En aquel momento reapareció la calificación de converso o neófito en las instancias administrativas, cuando la asunción de aquel colectivo en la comunidad cristiana y urbana desde principios de la centuria había hecho desaparecer cualquier tilde discriminatorio.
La resistencia institucional frente a la Inquisición resultó infructuosa, y finalmente la actuación de un tribunal que respondía a los particulares intereses de la monarquía, desmanteló en buena medida las estrategias familiares y económicas de las elites ciudadanas, cuyos negocios, matrimonios y descendencia, e incluso acción política se vieron seriamente afectados. Un estricto control depurativo y patrimonial se puso en marcha, derivado de cualquier relación con los conversos o sus descendientes, mermando los haberes particulares de no pocas familias. Mientras tanto la comunidad conversa fue sometida a una continua persecución bajo el pretexto de herejía, rastreada por las huellas indelebles de las costumbres heredadas de sus ancestros, entre las que pocas veces se demostraba una práctica consciente del credo judaico.
Las multas, condonaciones, confiscaciones, tallas pecuniarias y penas se sucedieron en favor de la hacienda regia mediante una acción sistemática sin que los tribunales inquisitoriales pusieran fin a la obsesiva persecución de un criptojudaísmo poco consistente y minoritario, que no obstante, engendró una represión masiva, formalizada con condenas de cárcel perpetua, vergüenza pública con abjuraciones y sambenitos, cremación en la hoguera y, en definitiva, ignominia familiar para los descendientes y parientes de conversos de judío.